Bienvenido a esta experiencia diseñada para que descubras todo lo que hay detrás del árbol navideño y del pesebre que decoran el Palacio de Gobierno durante este diciembre. Esta obra no es solo un elemento decorativo: es una construcción cultural, artesanal y simbólica que reúne saberes de distintas comunidades del país. Cada flor, pieza y textura tienen la marca de artesanos que mantienen vivas técnicas y reinterpretan nuestra identidad a través del arte.
La propuesta de crear un árbol que florece surgió del deseo de expresar una Navidad profundamente paraguaya. Diciembre siempre llega a nuestro país con colores intensos, flores que anuncian el verano, aromas familiares y tradiciones que se transmiten en los hogares. Por eso este árbol no utiliza adornos clásicos: está compuesto por flores, como las de nuestras plazas, patios y caminos.
La flor de chivato marca el inicio de la temporada con su rojo vibrante. El mburucuyá, nuestra flor nacional, representa la belleza única del Paraguay. La flor de coco evoca las decoraciones tradicionales de los pesebres familiares, donde cada elemento surge de lo que se encuentra en casa, del ingenio y cariño.
Estas flores fueron cuidadosamente talladas en madera por artesanos de Altos, quienes trabajaron pétalo por pétalo para capturar la esencia natural de cada especie y lograr que el árbol transmitiera la sensación de estar floreciendo ante nuestros ojos.
El pesebre como corazón de la tradición paraguaya (disponible para visitar desde el 01 de diciembre en los jardines del Palacio de Gobierno)
El corazón simbólico de esta puesta es el pesebre, uno de los elementos más queridos y arraigados en nuestra cultura. El pesebre tradicional expuesto en el Palacio de Gobierno es una obra de 12 piezas, desarrollada en el taller de la maestra artesana Cirila Cabrera y su familia, en la ciudad de Areguá.
Sus figuras poseen dimensiones de tamaño real, elaboradas con la técnica de matricería y presentadas en color natural, lo que permite apreciar plenamente la textura y la nobleza del barro. Este enfoque conserva la esencia de la cerámica tradicional paraguaya, destacando la sencillez, la expresión y la calidez del pesebre que acompaña cada Navidad en nuestros hogares.
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